Concluyó así ese extraño viaje a lo que podríamos llamar otro Universo. Tiempo después, cuando la Federación hubo establecido la paz con el pueblo Klingon, supe que ellos encontraron los restos de la nave que trajo a Kemra a nuestro Universo y que adaptaron sus hiperimpulsores en una de sus Aves de presa. De dicha nave no volvió a tenerse noticias y los Klingon creen que simplemente se destruyó al alcanzar una velocidad por encima del límite, razón por la que abandonaron su investigación. Nosotros sabemos que la nave sobrevivió, pero quizás nunca sepamos qué pasó con su tripulación. ¿Será posible que todavía sean prisioneros del Imperio? Quizás nunca lo sepamos con certeza, aunque he escuchado rumores no confirmados, de que luego de conocer sobre nuestra odisea, los Klingon podrían estar preparando una misión de rescate. ¿Será posible?
Como sea, a la fecha, nadie ha reportado tener una experiencia como la nuestra. Debo confesar, que luego de mis muchos años de viajes por este Universo, fue aquella la primera vez que realmente sentí que habíamos llegado adonde ningún ser humano ha estado antes.
¡Y cuán satisfecho me hace sentir eso!
(Tomado de las Crónicas de los viajes de James T. Kirk, publicado de forma póstuma luego de su misteriosa desaparición en el Nexus en 2294, durante el viaje inaugural de una nueva USS Enterprise).
A bordo del Superdestructor Executor, Darth Vader reflexiona. Sus pensamientos no tienen nada que ver con la destrucción del Terror durante un reciente Asalto Rebelde, en el que también se perdió el Centro de Investigaciones Imperiales en Imraad Alpha. Nada más ajeno a sus pensamientos que estos a los que consideraba, daños colaterales sin importancia. Lo que realmente le importaba, era la revelación que sustrajo de los recuerdos de Kemra sobre Luke, su hijo. Cuando compartió este hallazgo con el Emperador, consiguió el visto bueno que necesitaba para buscarlo por toda la Galaxia, usando los recursos que fueran necesarios. Otro se hubiera preocupado por ese repentino interés del Emperador en el linaje de los Skywalker, pero le resultaba sin cuidado los planes que el Emperador tuviera. Él tenía los suyos propios. Primero, se encargaría de esa víbora de Xizor y su agenda secreta, y luego…
”Cuando te encuentre, Luke, podremos derrocar al Emperador y regir juntos la Galaxia, ¡como padre e hijo!"
En Coruscant, el planeta que otrora fuera la sede de la Republica y que hoy es reconocido como la Capital del Imperio, el Emperador Palpatine desciende a las entrañas de un laboratorio secreto, donde personalmente supervisa las investigaciones allí realizadas. En una de las salas de investigación, un grupo de científicos ha realizado un hallazgo sorprendente. Después de mucho intentar, han conseguido reactivar la memoria protegida de un antiguo androide de protocolo, del que sólo conservan la cabeza y al que han podido identificar como D474.
“Interesante”, masculla Palpatine mientras observa e interpreta la información proyectada en la pantalla frente a él. “Si esto es cierto, existe todo un Universo allá afuera esperando. Si he de llevar orden y paz a esos mundos, necesitaré que el hijo de Anakin Skywalker se una al lado oscuro de la Fuerza, después de todo”.
Termina así esta aventura espacial. Durante varios meses esta historia de fan-fiction estuvo en estado "suspendido" casi cercano al "incierto", pero finalmente encontré la motivación necesaria para terminarla (¡gracias Episodio VII, así no hayas sido todo lo que esperaba!). No tengo más que decir que muchas gracias a los fieles lectores que hayan tenido la paciencia de seguirme hasta aquí.
ResponderEliminarHasta una próxima aventura, en este 2016 que pronto habrá de comenzar. ¡Feliz Año Nuevo!